31 julio 2007

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Olvido,
si aún no me has olvidado,
por favor, cógeme de la mano,
en el ruido,
húndeme sin pantano.
Si aún no me has olvidado,
por favor, no seas cruel,
no juegues a ser de ayer,
no te canses de perder,
no me mientas,
no me digas la verdad,
no me ayudes a engañar.
Si aún no me has olvidado,
por favor,
olvídame.

1 comentario:

Edmundo V dijo...

Si del olvido mismo nos olvidáramos, si no supiéramos de qué tratamos, de qué hablamos, al referirnos al olvido entonces tampoco sabríamos que es tener memoria, recordar, echar de menos, no tendríamos jamás un sentimiento de pérdida, de nostalgia, y si tampoco, tuviéramos éstos, no habría qué recordar, valorar, añorar...

Si no se olvidara estaríamos sencillamente locos, no sólo por el sufrimiento que implican determinados recuerdos, si hablar de "recuerdo" tuviese sentido en tal caso, sino también porque los recuerdos mismos serían realidades como piedras, conviviríamos con los espectros del pasado como si fueran del presente.

Además, sin olvido la fantasía no tendría espacio alguno para su juego, para construir lo que el recuerdo no es capaz de recordar, seríamos pues seres tremendamente aburridos, hastiados, sin capacidad para crear historias fantásticas y mundos imposibles.