12 noviembre 2009

Conmoción imprevista nº 57


Soy un tuerto en el reino de los ciegos,
un vampiro con un pase de día,
un mar de placidez entre dos fuegos,
un agente invisible de la CIA,

Ando un paso de más que los primeros,
yo sí tengo el derecho de admisión,
esquivo los disparos más certeros,
por siervo, tengo al rey de una legión.

Son mi lengua y mi voz como un zarpazo,
mi presencia, la ley a respetar,
descubro terra ignota de un plumazo,
la quintaesencia, en mí, encuentra su hogar.

Soy, al fin, el mismísimo infinito,
para verlos me tengo que encoger,
les podría aplastar como a un mosquito
pero es que apenas les consigo ver.

Ya ves, niña, con quién andas jugando,
hay poco que no baile a mi compás,
pero no sonrías así, que estoy temblando,
ni susurres me gustas nunca más.

El poeta cuántico. 12-11-09