29 agosto 2006

Soma...

De simpatía pegadiza,
graciosilla,
con salero andaluz.
Vergonzosa,
de arranques comedidos
e impulsos empáticos.

Se oculta tras sombras inescrutables,
tras silencios que aclaman atenciones.
No se deja, no anhela amistades,
para ella todo hombre es un Hércules.

Ojos negros, brillantes,
sus pupilas desprenden haces de luz estelar.
Sus miradas son esquivas,
reflejo de ausencias,
quizá carencias.

De pelo liso, negro,
deslizándose sobre sus hombros,
escondiendo la mitad de su bello rostro.
Menudita toda ella,
facciones finas,
con curvas que definen, delimitan,
un universo corpóreo helénico.

Gestos al frente,
que escinden espacio y tiempo.
Manos finas,
dedos que alargan expresiones,
que escapan al lenguaje de sus labios.

De imagen melancólica,
paralizante,
te sumerge en el quietismo metafísico de las esencias,
como la divina,
como la Garbo,
imposible de amar activamente.

Una experiencia libidinal más
que avanza al abismo enigmático del olvido...
un día nada de esto será,
ni siquiera lo más bello perdura,
todo es efímero, fugaz.

Edmundo V

17 agosto 2006

Cuando las palabras no sirven...

... para expresar sentimientos confusos, conoces el camino pero tus pies no responden. Se puede amar a quien no te merece?

Si las palabras no te llevan a ningun sitio, lo mejor es buscar otra manera de expresarte.

Nota: Son variaciones improvisadas inspiradas en la cancion Souvenir of china de j.m. jarre.

16 agosto 2006

La ideología es al quehacer humano lo que la gramática al lenguaje

Esta cuestión fue tratada de manera magistral por el filósofo francés Louis Althusser (¡otro apestado!), inspirado por Spinoza, Marx y su contemporáneo Lacan, en su obra Ideologías y Aparatos Ideológicos de Estado. Cuando una persona habla no piensa el orden en que dispone las palabras, la gramática del lenguaje aflora desde lo desconocido del cuerpo, de manera misteriosamente automática. La ideología dominante, una vez alojada en nuestra estructura somática, funciona de manera similar a la gramática. Cuando el lector de este breve trabajo pasa su mirada sobre estas líneas, cuando estas palabras dispuestas negro sobre blanco no le aparecen como una amalgama de símbolos desordenada y sin sentido alguno, está operando de manera espontánea la ideología hecha gramática.

Ilustremos esto con un ejemplo sencillo. Un amigo invita a otro y éste al día siguiente, o al cabo de unas horas tanto da, plenamente convencido de que hace lo moralmente correcto, le devuelve la invitación con la mejor de sus intenciones pero sin que se haya planteado seriamente su acción, sin una reflexión crítica previa a su acto de buena voluntad. El sujeto primeramente invitado, como vemos, se comporta tal y como lo hacemos la totalidad de los humanos en nuestra vida cotidiana actual. Pues bien, toda esta práctica moral, que brota en apariencia de ese “yo autotransparente y autoafirmativo”, encuentra su explicación material en las relaciones mercantiles propias de la sociedad capitalista. Ambos amigos, sin percatarse de ello, han realizado un intercambio de equivalentes, característica elemental ésta, ¡y ellos sin saberlo!, de toda relación mercantil.

Para el materialismo filosófico, por tanto, toda práctica moral está atravesada por la ideología dominante correspondiente a las relaciones sociales que organizan la vida material de nuestra sociedad. Aquí se haya la explicación de la desconfianza que tuviera Marx, a lo largo de su vida, hacia la ideología en general y hacia la moral en particular.

Edmundo V

15 agosto 2006

Estás excusada... no por mi sino por lo que somos...


Estás excusada... no por mi sino por lo que somos...

Ella se portó fatal conmigo, era una lasciva. Mal, sí, muy mal, pero ella no sabe, sólo su cuerpo sabe. Sólo su cuerpo conoce las razones...

Ella se portó fatal conmigo, era una lasciva. El poder encuentra su palanca en el deseo, a partir de ahí se abre paso, ahí se despliega la razón suprema del cuerpo, también de los totalitarismos fascistas. Ella era una lasciva, la carne, la pasión, colmaban sus motivos, era escasa de ese otro algo del cuerpo que denominamos con las palabras "espíritu", "alma", "yo". Era la contrafigura de otro enfermo aún peor: el filósofo.

Ella se portó fatal conmigo, era una lasciva. Está excusada, tras la razón del alma se haya el cuerpo. Pienso en lo que me provoca placer, pienso para evitar el dolor, esto sucede así sin que se haga presente, sin tocar a la puerta y preguntar, de manera espontánea, aflorando desde lo desconocido de nosotros mismos. Ingenuidad estúpida hay tras la creencia de que uno elige lo que piensa, detrás siempre está el cuerpo, sus razones, su química. Tras la razón del espíritu, enmascarada, se haya la razón más poderosa moviendo hilos, la razón del cuerpo. Ésta última gobierna aquella, el resto es mera ilusión. Veamos cuanto me dura esta "verdad" de Spinoza.

Ella se portó fatal conmigo, era una lasciva. No obstante, no hay culpa en la sed de carne. Aristipo de Cirene tenía más razón que Epicuro. La sed aflora sin aviso, no la controlas, es pasión, emoción, es instantánea, ¡quien controla sus disgustos y sus fobias! En última instancia, si todo arranca del cuerpo no puede haber castigo alguno que sea justo. Si no hay elección, ni libertad, autonomía o libre albedrío, no hay nada que reprender. ¡Muerte a los sacerdotes! pero... ¿qué tiene Dios que no muere definitivamente? La moral es un cuento pero también un fármaco contra lo terrorífico de esta verdad: ¡Todo está permitido, incluso el holocausto!

Ella se portó fatal conmigo, era una lasciva. La existencia humana es perversa, es una gran mentira, un fraude en toda la línea, vivimos en un universo de significados artificial y efímero, un sueño entre figuras fantasmagóricas cuyo fundamento está en ese algo desconocido que llamamos cuerpo. Esta es la "verdad" del materialismo. La moral también descansa en la corporeidad, en su historia. Somos más mono que hombre. Tras el eros está la pulsión de muerte, somos seres para la muerte. Hay más muerte que vida. No podía ser de otra manera, se cumple sin excepción el segundo principio de la termodinámica: la entropía crece, un día el universo será el mayor muerto que pueda imaginarse. Frente a la muerte no vale lo erótico, sólo queda el vício, el Marqués de Sade tuvo la mayor de las intuiciones... ¡vivan las bacanales!

Ella se portó fatal conmigo, era una lasciva. El pensamiento es un éxtasis, otro vicio más como cualquier otro. También el filósofo es un pervertido, un completo enfermo que huye de (o busca) su cuerpo a través de orgías conceptuales. Sólo basta un año de estudio serio de la filosofía para darse cuenta de esto. Todos los filósofos sin excepción han sido unos corruptos de ese algo del cuerpo que llamamos "alma", unos viciosos del "pensamiento", unos auténticos pederastas del concepto.

Ella se portó fatal conmigo, era una lasciva. Pero qué es ella sino su cuerpo, ¡también la compasión resultó ser un fraude! Que me perdone Garcilaso, muy pocos saben por qué lo digo. ¡Oh, Garcilaso! ¡Mil perdones! ¿Compartió acaso su cuerpo mis pasiones? ¡No! Por tercera vez se lanzó en volandas, fantasmagóricamente, a otro desconocido mientras yo esperaba. Ahora a él y no a mi le es fiel, el destino no carece de cierta ironía. Muerta la tierra, vive el cielo inteligible y todo en nombre de la carne. En fin, otro concepto más que desecha mi experiencia, otra ilusión más lanzada al estercolero. La compasión es miope, sólo sirve a los idiotas, a los filósofos, a aquellos que viven condenados en el ostracismo. La compasión vivida por los más lleva a la destrucción personal y al genocidio. Ya son dos desengaños, el concepto de "deber" en el pasado y el de "compasión" ahora, el idealismo y un cierto materialismo fulminados por un rayo. En mal día nacieron los filósofos hijos del cristianismo, ¡menudos farsantes! ¡cuanto dolor se podría haber ahorrado el mundo! Y ahora... ¿dónde apoyarse? Habrá que inventar otro concepto, pintar de otro verde, dibujar otra vida, sostenerse en otra metafísica, empecemos por el mal como sugiere Spinoza... Tanto da, al final, tras los colores no hay más que arena de desierto, muerte, habrá que prepararse para el ocaso de una nueva ilusión. Así hasta el final de nuestros días, sólo hay un destino y siempre es trágico, preguntádselo a los griegos, mirad a Edipo, Antigona o Prometeo. Al final tendremos que arrancarnos los ojos cómo el de Tebas.

Ella se portó fatal conmigo, era una lasciva. Estás excusada... no por compasión mía, "dios me libre" del cristianismo horrendo, no por mi, sino por lo que somos: cuerpo... ¡Polvo cósmico enamorado! Bonita expresión para algo tan mezquino.

Edmundo V

14 agosto 2006

Toda historia tiene un principio, toda leyenda tiene un origen, todo mito tiene un inicio...


Sentado en un banco de madera. El silencio, agradable por poco habitual, se apodera de todo y te relajas, el sol se fue y la tibia luz de la luna te reconcilia con el mundo. Mientras los hombres lobo dejan de ser hombre para pasar a ser racional, a lobo, suspiras entre dudas y afirmaciones, entre miedos y desilusiones, entre el camino y la meta por alcanzar. Cuando la dialéctica ha acabado con el sano raciocinio de tu mente aislada te sientes solo y desquiciado. Te das cuenta que de la luna saltan seres que escondidos tras ella te protegían, llegan al banco, son ellos, el Club de la Luna Llena.