31 agosto 2008

Seminario de introducción a Lenin


A finales de Septiembre comenzamos un nuevo Seminario de introducción a Lenin.

Os adjuntamos el temario, así como las fechas en que se realizarán las sesiones, para que podáis ir organizando las lecturas especificadas en cada uno de los apartados.

Os animamos a participar e invitar a vuestros amigos y compañeros de batalla.

La mayoría de los textos podéis encontrarlos aquí: http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/index(sp).html

Por favor, CONFIRMAD VUESTRA ASISTENCIA a clublunallena[at]gmail.com.

Saludos y... ¡a disfrutar con las lecturas!


Seminario de introducción a Lenin
Seminario n.5 del Club de la Luna Llena

La actualidad de Lenin: el marxismo como intervención política
  • Cuatro palabras acerca de Maquiavelo para iniciarse en Lenin;
  • El gesto político leninista por excelencia;
  • Lenin: la cuestión del revisionismo y su actitud respecto de las condiciones objetivas.
nº sesiones: 2
Fechas: 21-09-2008, 28-09-2008

Polémicas entorno al ¿Qué hacer? (1902) y autocrítica en Sobre la reorganización del partido (1905)
  • Lenin y la verdad efectiva;
  • Lenin y la moral: La famosa cuestión de la libertad y otras;
  • La cuestión del partido y del elemento subjetivo;
  • La teoría socialista: ¿interior o exterior a la clase obrera?;
  • II Congreso del POSDR en 1903 y el desierto de 1910: dos experiencias para aprender.
nº sesiones: 2
Fechas: 05-10-2008, 12-10-2008

Situación revolucionaria en La bancarrota de la II Internacional (1915) y la idea central de Imperialismo, fase superior del capitalismo (1916)
  • Estallido de la I Guerra Mundial;
  • Caracterización de una situación revolucionaria;
  • Las contradicciones interimperialistas y la guerra mundial;
  • La teoría del eslabón más débil;
  • Lecciones para hoy.
nº sesiones: 1
Fecha: 26-10-2008

La coyuntura política a través de las Cartas desde lejos (1917) y La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo (1920)
  • De Febrero a Octubre de 1917;
  • ¿Qué quiere decir Lenin con "análisis concreto de la realidad concreta"?;
  • A vueltas con la caracterización de una situación revolucionaria: La famosa "acumulación de circunstancias".
nº sesiones: 1
Fecha: 02-11-2008

Ideas centrales en El Estado y la revolución (1917) y Sobre el Estado (1919).
  • La comuna de París de 1871: ¿mirar al pasado para qué?;
  • La cuestión del Estado y el derecho;
  • La cuestión de la violencia.
nº sesiones: 2
Fechas: 09-11-2008, 23-11-2008

Lenin y la cultura a través de Tareas de las juventudes comunistas (1920) y Cinco años de revolución rusa y perspectivas de la revolución mundial (1922).
  • Palabras crueles a los jóvenes comunistas;
  • La aversión contra los loros que repiten fórmulas;
  • La importancia del estudio de la teoría y la formación integral;
  • Crítica a la actitud estética.
nº sesiones: 1
Fecha: 30-11-2008

18 agosto 2008

La continuidad de los parques

Para los y las cortazistas ;)


Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.


Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

Julio Cortázar, La Continuidad de los Parques (Final del juego, 1956)