11 julio 2008

Serotonina, oxitocina, y el amor engañoso

Si esa noche, por lo que sea, tus niveles de testosterona se encuentran más elevados de lo normal, tu apetito sexual se verá incrementado. Seguro que estarás más predispuest@ a encontrar alguna aventura amorosa. Pero si no tienes éxito tranquil@ que no te vas a quedar ansios@. La testosterona sube y baja rápidamente sin mayores repercusiones, y al día siguiente todo empieza de cero otra vez.

En caso de que sí hayas tenido sexo satisfactorio con alguien, habrás notado el subidón de la dopamina, la hormona del placer. Si realmente ha sido bueno te habrá gustado tanto que querrás repetirlo a casi toda costa. ¡Pero que la dopamina no te engañe! en el fondo a ella le da igual si vuelves con la misma pareja o no; incluso te permite sentirte enamorad@ de dos personas a la vez. De acuerdo, de acuerdo… si ha estado tan bien, quizás hayan bajado un poco los niveles de serotonina, te sentirás desorientad@ y pensarás que esa persona es especial, tiene “algo”. Empezarás a enamorarte.

Quizás tras varios chutes de dopamina notes cierta sensación de adicción. Puedes relajarte y disfrutarlo tranquil@, en este estadio la testosterona y la dopamina no forman parte relevante de la historia. Desdecirse no sería traumático todavía. Lo serio de verdad llega cuando la oxitocina aparece en escena. Tu cerebro la segrega a grandes cantidades en cada orgasmo, y es la responsable del sentimiento de apego, de unirte definitivamente a tu nuev@ compañer@. Si hubiera una hormona del amor, esta sería la oxitocina. Cuando estáis juntos os reduce el estrés, el miedo, aumenta la confianza, la generosidad, la sensación de bienestar en cada abrazo… es la esencia química del afecto. Y lo más importante: hace que te sientas feliz cuando observas a tu pareja feliz. Su satisfacción pasa a ser más importante que la tuya propia. Ahora sí que puedes decir honestamente “te quiero”, en lugar del “te deseo” propio de la etapa dominada por la dopamina.

De todas formas no te confíes. Asegúrate de mantener los niveles de oxitocina altos a base de orgasmos, porque si no, pueden ir decreciendo hasta perder el apego. Si esto os ocurriera a los dos a la vez, tampoco sería tan grave. La tristeza de la separación daría paso rápidamente a una sensación de alivio. Lo peligroso, desdichado, insano, funesto, devastador…, es cuando por cualquiera de los miles motivos diferentes que existen, la relación se rompe cuando los niveles de oxitocina están al máximo. Entonces la química cerebral se vuelve loca. La serotonina baja por los suelos: te deprime, te desespera, pierdes la cordura, dudas constantemente de lo correcto e incorrecto, aparece la ansiedad, la obsesión…

Te separas y de repente tus neuronas encargadas del placer ya no segregan nada de dopamina. Notas un síndrome de abstinencia brutal. Tu cerebro pide a gritos sinápticos volverle a ver. No deberías hacerlo; es un suicidio hormonalmente hablando. Recaerás como el alcohólico que en el momento de más debilidad piensa “será sólo una copa”. Dale tiempo a tu química cerebral para que restablezca sus niveles normales. Además, allí ya no hay amor verdadero ni nada. Bueno, quizás sí lo hay, pero queda ofuscado por el deseo egoísta de sentirte mejor, de aliviar tu propio sufrimiento. En esos momentos no estás pensando en qué es lo mejor para él o ella.

“Quiero continuar siento tu amig@” puede decir el que haya salido más ileso de la desdichada ruptura. Científicamente absurdo. Es como si pretendes curar al alcohólico de antes diciéndole: “Debes dejar de beber. Pero puedes continuar yendo a los mismos bares, no hace falta que tires las botellas de tu casa, y dale un inocente beso al vino cada cierto tiempo”. Los neurocientíficos expertos en adicción saben que eso no lleva a ningún sitio. Si les hiciéramos caso, la terapia del desamor incluiría borrar teléfonos, mails, y tirar fotos a la basura, por muy doloroso que sea.

La neurociencia dice que esto es muy por encima lo que le ocurre a un cerebro enamorado. Nunca lo aceptaríamos como justificación de nuestra situación individual, porque hay demasiadas excepciones y casos particulares que se escapan a la lógica química. Pero de todas formas nos lo creemos. No molesta en absoluto que la ciencia nos de su versión acerca de qué pasa. Lo patético llega cuando pretende averiguar el por qué pasa…

Por Pere Estupinyà, extraído de su excelente blog:

Apuntes científicos desde el MIT

11 comentarios:

Edmundo V dijo...

Puesto que lo escrito aquí no es mucho más que un simple resultado de combinaciones de serotonina, oxitocina y otras sustancias químicas más tampoco es como para tomárselo demasiado en serio.

Ender el Xenocida dijo...

La bioquímica no es seria, no vayas nunca al médico.

Edmundo V dijo...

Justo, es lo que te digo, la bioquímica se enuncia desde algún sitio que es algo más que simple bioquímica.

Esa es la contradicción de un discurso reduccionista como el naturalista, que no es capaz de entender sus propias condiciones de formulación.

Ender el Xenocida dijo...

El post es una descripción de los estados de deseo y amor desde el punto de vista hormonal. Pero no veo que niegue los aspectos sociales o ideológicos que pueden influir en ello, de hecho lo comenta hacia el final. No logro ver reduccionismo en la descripción, por más que me esfuerzo...

Creo que una postura que niegue la importancia de la bioquímica en la explicación del comportamiento o que la tome como poco seria está condenada al fracaso. Decir que la molécula condiciona el comportamiento no es negar lo contrario (por ejemplo, en psicología hay muchos estudios sobre ello y en medicina general tenemos el efecto placebo).

Una pregunta obligada:
Dada la poca importancia que das a la bioquímica ¿Debemos seguir pagando tu seguridad social? ¿Querrías renunciar a ella voluntariamente? :-)

Saludos.

Txiqui dijo...

La bioquímica es sólo una palabra...

Shelley dijo...

Es una gilipollez...

;)

Anónimo dijo...

ender te apoyo, que romanticones los otros no?

Anónimo dijo...

esta exc este articulo
Y muy bien explicado...
ME SENTI TOTALMETE IDENTIFICADA CON EL TEXTO...

Anónimo dijo...

esta exc este articulo
Y muy bien explicado...
ME SENTI TOTALMETE IDENTIFICADA CON EL TEXTO...

EN SI ME LLEGO DEMASIADO GENIAL ESTA...

ATT MARY ANN V.A (OCTUBRE DEL 2008)

Edmundo V dijo...

Que guai ! Ponte en contacto con el poeta cuántico !

Anónimo dijo...

Me parece totalmente acertado el texto, verídico 100% y yo soy psicólogo. Somos química pura y los neurotransmisores son los que nos provocan las emociones, a estos hay que llevarlos a raya para que no se te vaya la olla. La serotonina es importantísima y hoy por hoy gastamos más de la que producimos (por culpa del estrés, situación económica, laboral, familiar), los chutes de serotonina nos hacen ser más pacientes, con menos agresividad, sin miedo ni angustia y desaparecen las obsesiones.
En cuanto al enamoramiento, es como un yogur, tiene fecha de caducidad, si los dos yogures caducan a la vez muy bien, pero si no...viene un sufrimiento tan grande como estéril y estúpido.