21 agosto 2007

Es melancolía








Te llamarás silencio en adelante.
Y el sitio que ocupabas en el aire
se llamará melancolía.


Escribiré en el vino rojo un nombre:
tu nombre que estuvo junto a mi alma
sonriendo entre violetas.

Ahora miro largamente, absorto,
esta mano que anduvo por tu rostro,
que soñó junto a ti.


Esta mano lejana, de otro mundo
que conoció una rosa y otra rosa,
y el tibio, el lento nácar.


Un día iré a buscarme, iré a buscar
mi fantasma sediento entre los pinos
y la palabra amor.


Te llamarás silencio en adelante.
Lo escribo con la mano que aquel día
iba contigo entre los pinos.

De Eduardo Carranza (Poeta colombiano nacido en Apiay en 1913 y fallecido en 1985).
La Imagen, llamada también Melancolía, es del pintor expresionista noruego, Edvard Munch).
A veces, el mundo se vuelve Eduardo.

1 comentario:

Edmundo V dijo...

En esta poesía la melancolía parece que es entendida como una falta traumática, como ausencia, como pérdida de un objeto (ser querido, momento apreciado o lo que sea) que deseabamos.

Hay otra manera de entender la melancolía. Bajo esta concepción el objeto de deseo sigue estando pero no el objeto-causa del deseo. Me explico. La persona, momento o cosa en la cuál se encontraba aquello que deseabas sigue presente, no ausente, pero ahora le falta ese algo, ese no sé qué que te atraía, el objeto-causa de deseo ya no se encuentra en esa persona, momento o cosa. Resumidamente, en la melancolía así entendida persistiría el objeto de deseo pero se ha perdido el fantasma que daba pie a la fantasía, la causa del deseo.

De hecho la poesía de Carranza puede interpretarse a la luz de esta nueva noción de melancolía. Me explico: Cuando se afirma "iré a buscar mi fantasma" puede leerse no tanto como "búsqueda" del objeto de deseo como "búsqueda" de ese no sé qué, ese objeto misterioso, que poseía (y ahora no posee) el objeto y lo hacía objeto-causa del deseo mismo. Ese objeto-causa misterioso, fantasmático, es mío, de ahí "mi fantasma", en tanto que es MÍ fantasía, aquello que me impulsaba A MÍ a querer el objeto, y es del objeto en tanto que se ubica (ubicaba) en el objeto mismo.

Saludos.