03 septiembre 2012

1.- Y quiero

... y te quiero escribir, y no sé cómo ...”

Estas fueron las últimas palabras que escuchó de la canción antes de apagar la radio bruscamente. Había estado un rato escuchando el disco con las canciones de su amigo en el coche estacionado. No soportó oír esas palabras y le enfurecieron. Demasiados recuerdos que no quiso volver a visualizar. Salió del coche como un rayo, sin acordarse de coger el paraguas y el periódico.

  • Joder con la puta lluvia! –murmuró mientras corría por la calle buscando un balcón donde resguardarse debajo.

Acabó por encontrar un rincón donde podía estar a salvo del chaparrón y esperar a que se calmaran las aguas. No estaba sólo debajo de aquel portal.

  • Buenas tardes, joder, menudo chaparrón, eh? – dijo él por no sentirse demasiado incómodo.
  • Buenas tardes señor – respondió un mocoso de unos cinco años, con la cara sucia y la ropa que no era precisamente nueva y que además le venía demasiado grande.
  • Hola, sí, llueve – seco, muy seco respondió el hombre barbudo que acompañaba al niño y que supuso sería su padre.

Estuvieron así callados viendo la lluvia que no cesaba un buen rato. A él no le molestaba tanto la lluvia como la incomodidad de la situación. El niño no dejaba de mirarle a él fijamente y su padre, o quién demonios fuese, mostraba con su rostro de psicópata sus nulas ganas de hablar con él.

  • Te conozco
  • ¿Cómo? ¿De qué? – respondió él, sobresaltado por la inesperada afirmación del mocoso.
  • Siempre que llueve te resguardas aquí con nosotros. Nunca coges el paraguas y en esta ciudad llueve todos los días. Ésta es tu trinchera.
  • Jajaja, ya, claro, claro.

Pensó que el niño habría escapado del loquero o que debía esnifar pegamento. Fuese lo que fuese no estaba cómodo así que decidió que era mejor mojarse que acabar diciendo tonterías como el niño siniestro.

  • No encontrarás tu coche. No mientras no recuerdes.

Ni le respondió. Maldito crío del demonio. “Dios, hay más locos fuera del manicomio que dentro” dijo para sí mientras abandonaba el condenado portal y salía bajo la inmensa lluvia a buscar de nuevo su vehículo...

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