Que no me abandone... esta suerte incesante de estar siempre en el limbo, aunque no quiera decir nada el limbo, aunque sean fantasías tuyas. Por favor, que no me abandone, este ir y venir de los vaivenes eternos, porque sin ser lo que soy, no podría estar enamorado de ti. Y miento si te digo que algún día dejaré de estarlo. ¡Es tan ilógico todo...!
¿Puedo quererte y con eso conformarme?¿Puedo odiar a Bécquer por iluso?¿Y respetar que nunca sepa si tú algún día me has querido? Sí... sí puedo. Porque mi vida está llena de amores tempranos, nacidos en épocas tardías de las conciencias que me han acompañado en este viaje.
Yo te quiero, lo sé, pero no puedo continuar muriendo en cada esquina por algo que dicen que existe. Sí, el amor anda suelto y yo lo cojo sin querer al vuelo. Y tú andas distraída, pensando en más allá del océano. ¿Qué puedo hacer?
Vivo de eso. Para enamorarme de ti he tenido que hacer ganchillo en mis pensamientos y decirle a mis oídos que no escucharan tu voz de Sirena. No soy trovador para pensar que eres una bruja que me está enfermando por doquier a dónde vayas. No he querido quererte y sin embargo aquí estoy... contemplándote desde lejos.
Voy errante y de sobra en este camino. Porque la soledad participa gratis. Te amo y lloro a cada instante que recuerdo que no soy la parte que te corresponde. Silenciar podría este sentimiento.
Pero si la existencia que he concebido de la mía propia se pudriera en el anonimato, me aterraría pensar que jamás nadie vaya a comprender el sentimiento que tu misma existencia otorga en este naufragio.

Yo te quiero, lo sé, pero no puedo continuar muriendo en cada esquina por algo que dicen que existe. Sí, el amor anda suelto y yo lo cojo sin querer al vuelo. Y tú andas distraída, pensando en más allá del océano. ¿Qué puedo hacer?
Vivo de eso. Para enamorarme de ti he tenido que hacer ganchillo en mis pensamientos y decirle a mis oídos que no escucharan tu voz de Sirena. No soy trovador para pensar que eres una bruja que me está enfermando por doquier a dónde vayas. No he querido quererte y sin embargo aquí estoy... contemplándote desde lejos.
Voy errante y de sobra en este camino. Porque la soledad participa gratis. Te amo y lloro a cada instante que recuerdo que no soy la parte que te corresponde. Silenciar podría este sentimiento.
Pero si la existencia que he concebido de la mía propia se pudriera en el anonimato, me aterraría pensar que jamás nadie vaya a comprender el sentimiento que tu misma existencia otorga en este naufragio.