11 marzo 2008

El canto del hombre apasionado

Aquí os dejo un pequeño regalo de un poeta de los llamados "metafísicos". ¿Si es un canto a la melancolía no es un hombre apasionado?






Huid, vanos deleites,
breves como la noche

en que vuestra locura se consume.
Nada es dulce en la vida,
¡fuera el hombre discreto para verlo!,

sino tú, ¡oh dulcísima, suave melancolía!
Bien hayan los cruzados
brazos, los ojos fijos, la mirada
a la que mortifica penetrar los objetos,
la vista hincada en tierra,
la lengua encadenada, sin acento.

Manantiales y sotos sin veredas,
lugares que prefiere la pálida pasión,
paseos bajo el rayo de la luna,
a la hora en que las aves
se han recogido todas en su tibio cobijo,
y quedan sólo búhos y murciélagos.
En medio de la noche la campana,
un gemido de adiós, son los sonidos
que nutren nuestro espíritu.
Y luego descansamos nuestros huesos
en un sombrío, silencioso valle.
No hay nada más delicadamente suave
que la amable, sutil melancolía.


JOHN FLETCHER (1579-1625), la traducción es de Blanca y Maurice Molho.

13 comentarios:

Shelley dijo...

Este blog está perdiendo su cáracter acogedor y de debate... En fin habría qué plantearse o me lo planteo de no continuar por el camino q ando.

Suena a amenaza pero en fin, es obstinación.
Un abrazo meláncolico.

Edmundo V dijo...

Tú te lo gisas y tú te lo comes.

En cuanto a la melancolía te diría con Spinoza que en la medida que es prima-hermana de la tristeza es un afecto que disminuye la potencia, la capacidad de obrar, pensar, etc.

Frente a ella quizá sea mejor apostar por la alegría, ésta aumenta nuestro conatus, nuestra capacidad de obrar y pensar, nos dispone de forma activa en el mundo, nos empuja a cambiar, negar, aquello que no nos satisface.

Ender el Xenocida dijo...

Y sin embargo, las mayores obras de arte se hacen desde la melancolía, no desde la alegría.

Shelley dijo...

Es que señor Edmundo no tiene nada que ver. Tú te lo comes y te lo guisas... Al igual que Spinoza.

Melancolía NO es igual a tristeza. Pero en fin, leer el poema ayuda a opinar.

Por una vez estoy de acuerdo con Ender ;)

Mersy a los dos por contestar, pero sigue la obstinación :(

Edmundo V dijo...

La melancolía lleva aparejada SIEMPRE la tristeza. Un melancólico efectivamente es un apasionado, está preso de una pasión negativa desde el punto de vista de su conatus.

Comparto con Ender que y, sin embargo, el melancólico ha dado lugar a grandes obras... lo que no sé es si lo fueron "a pesar de" la melancolía o "gracias a" la melancolía.

Shelley dijo...

Señor Edmundo,
Creo que sigues en la misma línea del pasado comentario y no me conveces ;) Melancolía desarrolla quizás y en algunas ocasiones el sentimiento de la tristeza. Se llora, se sufre, se aisla. Pero la melancolía no parte nunca de ahí y ni siquiera es su meta. Un estado melancólico es lo que te lleva a una añoranza casi perpetua, pero eso ni mucho menos es malo ni triste, es melancólico, es especial. Perdón por la apología del sentimiento pero es casi una forma de declararnos vivos y hay muy pocos de esos sentimientos.

Respecto a las obras se escribieron desde la melancolía, ni gracias ni pesar, no hagas un juicio de valor del estado de ánimo de su autor, sino descubre porqué y qué tiene que ver eso con el barroco ;)

Edmundo V dijo...

La melancolía SIEMPRE lleva aparejada la tristeza.

La pasión es un afecto, una pasión, no creo que tenga metas.

La melancolía en tanto que afecto que disminuye el conatus, la capacidad de obrar del cuerpo, de vivir, etc. es negativa. Si lo malo es lo negativo, aquí hay un salto que podría admitirte porque hablo por boca de Spinoza, la melancolía también es mala.

La melancolía como la nostalgia expresa una falta, la ausencia de un objeto que se ha perdido y que se anhela. El nostálgico vive en el pasado no en el presente.

Yo no he hecho juicio de valor alguno, digo que no sé hasta qué punto, en qué medida, esas obras son "a pesar de" o "gracias a" la melancolía. Tras ese dilema no hay juicio de valor alguno, en ningún momento se dice que una u otra opción del dilema sea mejor, sólo se plantea el dilema mismo.

Ender el Xenocida dijo...

Interesante cuestión. Pero no estoy de acuerdo con Spinoza.
Propongo situarnos en el lado opuesto.
La alegría, el estado mental de plenitud (no de ausencia) te inmoviliza. Cuando eres feliz, sólo te queda esperar la muerte.

Es un estado de ausencia, el melancólico, el que te hace mover. Escribir estas líneas, reflexionar sobre el tema, hacer una canción, hacer un viaje, un libro, un cuadro, no son actos que procedan de la alegría sino de una búsqueda de algo. Luego, en todos hay sufrimiento por una ausencia. Justamente el motor del conatus, para mí, es la no-alegría.

Lo que ocurre es que es tan común ese estado leve de no-alegría que lo llamamos alegría y pensamos que habitualmente somos felices.

Saludos.

Edmundo V dijo...

Tu comentario me ha encantado.

No obstante creo que estamos tratandos de dos dimensiones distintas de una misma cuestión:

1) Qué situación, en el sentido más amplio posible, nos empuja al cambio, reclama ser negada, superada, etc.

2) Y qué disposición corporal, propia, en dicha situación, es más conveniente, nos va a ayudar a cambiar, superar, negar una situación que reclama ser negada.

Estoy absolutamente de acuerdo contigo. Solo reclama ser negada una situación que no nos satisface, en la que no se nos reconoce, en la que estamos mal, etc. Esto puede ilustrarse con multitud de ejemplos de la vida cotidiana.

Ahora bien, ante una situación en que no nos encontramos bien, que no nos sacia, que no nos satisface, etc. ¿qué disposición adoptar con vistas a superarla? La tristeza, la melancolía, etc. no parecen que sean afectos que aumenten nuestra disposición a obrar con vistas a superar dicha situación.

Si supieras en la posición de qué filósofo te has puesto... jaja

Saludos.

Ender el Xenocida dijo...

Hegel?:-)

Si distinguimos esas dos dimensiones, yo diría entonces que la situación-actitud que mueve el mundo es la "melancolía optimista".
Melancolía por la situación y optimista por la actitud ante la situación.

Saludos.

Edmundo V dijo...

¿Una situación melancólica? Me puedes poner un ejemplo.

Comparto contigo que el optimismo es una buena disposición para negar una situación.

Saludos.

Ender el Xenocida dijo...

Ser consciente de la inevitabilidad de la muerte es la situación melancólica por excelencia que nos acompaña toda la vida y que nos impulsa a no dejarnos morir.

Otras situaciones provendrían de las contradicciones propias de la vida en sociedad. Por ejemplo: la lucha interna casi permanente entre lo que deseamos hacer y lo que sería aceptable socialmente que hiciéramos.

Todas estas situaciones nos mantienen en un estado constante de melancolía, de ausencias, que podemos afrontar desde una actitud optimista o pesimista (con alegría o con tristeza).

Pero, por otro lado, considero que la alegría, la felicidad o la tristeza no existen. Igual que caliente o frío son términos que no aportan nada en sí mismos, sólo cobran sentido en situaciones de comparación.
Prefiero decir que la humanidad es melancólica en el momento en que es consciente de sí misma.

Saludos.

Anónimo dijo...

Por esta vez estoy de acuerdo con Edmundo